
Los seres humanos tendemos a inspirarnos de nuestro entorno: lo que escuchamos, vemos, leemos o incluso experimentamos de primera mano. Pero también, una fuerza interior, nuestra personalidad y lo que deseamos puede funcionar como inspiración en la busqueda del yo y de la identidad.
Esto obviamente, se puede expresar a través de nuestro guardarropa y lo que queremos transmitir o no con el.
Existen grandes íconos de la moda que han inspirado generación tras generación de estilos, tendencias y aspiraciones dentro del mundo moderno: en la edad dorada de Hollywood como Audrey Hepburn, Marilyn Monroe, Grace Kelly y Elizabeth Taylor, pasando por mujeres admiradas en todo el mundo como Lady Di, Gisele Bündchen y Madonna, destacando a celebridades de talla mundial como Bella Hadid, Hailey Bieber, Jennie Kim y Zendaya e incluso íconos en el cine como Cher de Clueless, Blair de Gossip Girl, Carrie de Sex and the City, Rachel de Friends, Andy de Devil wears Prada y Elle de Legally Blonde.
Si bien estas mujeres han sabido mostrarse como personajes globales de la moda y muchos de sus looks morimos por tratar de replicar, no hay que olvidar que todos somos individuos con nuestras propias aspiraciones, deseos, ideas y personalidades por mostrar.
Está bien inspirarse en sus estilos y tratar de encajar con los estándares sociales, bien sabemos que gracias a ellas y talentosos diseñadores como Coco Chanel, Donatella Versace, Karl Lagerfeld, Óscar de la Renta y Vera Wang tenemos hoy en día posibilidades ilimitadas para jugar con la moda y mostrarnos ante el mundo de forma creativa y atrevida, pero también depende de nosotros hallar nuestra propia identidad y, ¿por qué no? Tal vez incluso imponer nuestras propias tendencias de moda.